El entonces príncipe Felipe fue el abanderado español en la apertura de Barcelona’92 porque
era un deportista más, pues estaba inscrito en la competición de vela que pocos
días después se desarrollarían en las aguas de la costa barcelonesa. Antes de
él, ya habían sido deportistas olímpicos su tío materno, su padre y su hermana.
Porque resulta que las familias reales contemporáneas, y no sólo las europeas,
han coincidido con las del antiguo mundo griego, a pesar de las muy distintas
circunstancias históricas en que se enmarcan unas y otras, en el hecho de
competir por la victoria en los Juegos Olímpicos. Resulta bastante curioso
comprobar cómo la participación de Felipe VI en la vela de Barcelona 1992 ha sido
una más en la relativamente numerosa presencia de miembros de familias reales
en competiciones olímpica.
El actual Rey Felipe VI, abanderado español en Barcelona'92 (fuente : El Mundo Deportivo) |
En
la segunda edición de los JJOO modernos, la de París 1900, ya comenzaron a
asomarse en las competiciones personas de sangre azul, a pesar del poco
prestigio que aún tenía un olimpismo todavía en pañales. El conde Hermann
Alexandre de Pourtalès provenía de una rancia familia aristocrática francesa
hugonote, aunque su nacionalidad era suiza . Ganó un oro y una plata en una
prueba de vela, el 1-2 ton class, cuya inclusión el programa oficial de 1900 se
encuentra bajo discusión. Su esposa, la condesa Hélène de Pourtalès formaba
parte de la tripulación de la misma embarcación y, por la fecha en que se
disputó la competición, fue la primera mujer en convertirse en vencedora
olímpica.
Otra
de las escasísimas pruebas en las que las mujeres pudieron tomar parte en París
1900 fue el torneo femenino de golf. En él acabó en tercera posición una
estadounidense llamada Daria Pankhurst Wright Pratt. Su vinculación a la
realeza no existía aún, sino que tuvo que esperar trece años a que en esa misma
capital francesa se casara con el príncipe Alexis Karageorgevic de Serbia,
quien era sobrino-nieto del monarca serbio Alejandro y que, por este
parentesco, sostenía la reclamación de sus derechos para ocupar el trono serbio. Daria conservó el título de Princesa de Serbia después de enviudar. Además,
resulta curioso que su hija Harriet Wright, nacida de un matrimonio previo, se
casaría con el conde Alexandros Merkati, un miembro de la Corte griega muy
cercano al rey Constantino I y que también participó en el torneo olímpico de
golf de 1900, en el cuál finalizó undécimo representando a Grecia.
También
forma parte del anecdotario de esta joven edición de 1900 la posible
circuntancia de que un hombre con sangre de los Borbón fuera medallista
olímpico. El periodista Fernando Arrechea nos informa de Fernando Sanz, un
francés que en la prueba ciclista del sprint obtuvo una plata. Ese nombre tan
hispano, a pesar de competir como local, quedaría explicado por ser el hijo
ilegítimo de la relación que mantuvo el rey Alfonso XII con la contralto Elena
Sanz y Martínez de Arizala. Debido a que no fue reconocido por su supuesto
padre, nunca formó parte de la familia real española y adoptó tan sólo los
apellidos de la madre.
Tuvo
que ser en los JJOO de 1912 en Estocolmo cuando hubo por primera vez miembros
de la realeza de pleno derecho en el momento de competir. Curiosamente, tres
hombres de tres imperios cuyas monarquías quedarían abolidas al finalizar la
inminente I Guerra Mundial. Representando a Alemania, el príncipe Friedrich
Karl de Prusia compitió en los albores de la hípica olímpica. Era un jinete que
ganó el bronce en la prueba de equitación de saltos por equipos. Sus padres
eran el príncipe Friedrich Leopold de Prusia y la princesa Louise Sophie de
Schleswig-Holstein-Sonderburg-Augustenburg.
Defendiendo
los colores de Rusia, Dimitri Pavlovich, que ostentaba el título de Gran Duque,
también participó en el concurso hípico por equipos, donde los rusos acabaron
quintos, además de en la prueba individual, finalizando noveno. Era el nieto
del zar Alejandro II, primo del zar Nicolás II e hijo de la princesa Alexandra
de Grecia, a su vez hija del rey Jorge I . Proveniente del otro gran imperio,
Austria, el príncipe Ernst zu Hohenlohe-Schillingsfürst era un espadachín que
compitió en la prueba de sable individual de 1912. Eliminado en las rondas
previas, su presencia fue efímera.
En
ocasiones se cuenta que el nadador estadounidense Duke Paoa Kahanamoku, de
Hawai y varias veces campeón olímpico entre 1912 y 1924, provenía de la realeza
hawaiana (Hawai era una monarquía polinesia abolida con la conquista de EEUU).
A pesar del nombre Duke, que no era ningún título nobiliario, no pertenecía a
ninguna realeza, como muchos contemporáneos pensaban, aunque sí a escalafones
inferiores de la nobleza hawaiana.
El
primer caso de un monarca que fue deportista olímpico es el del rey Olaf V de
Noruega, que compitió y triunfó en la vela de los JJOO de Ámsterdam en 1928.
Ganó el oro en la clase de 6 m cuando todavía era el príncipe heredero y
reinaba su padre Haakon VII. Se convirtió en el soberano de Noruega en 1957, y
lo fue hasta su muerte en 1991. Por la rama materna, era nieto del rey Eduardo
VII del Reino Unido. La hija de Olaf V, la princesa Astrid, se casó en 1961 con
Johan Martin Ferner, un regatista que en los JJOO de 1952 formó parte de la
tripulación noruega que se alzó con la medalla de plata en la clase de 6 m, la
misma en la que triunfó en 1928 su suegro el rey. Este matrimonio le permitió
formar parte de la familia real de Noruega, aunque después de su participación
olímpica.
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