¿Qué quedaba en los
Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 de las pruebas deportivas que se celebraron
durante más de un milenio en el santuario de Olimpia? La relación no se
limitaba a la etimología pues la restauración del olimpismo, a finales del
siglo XIX, se realizó a la par que se rescataron numerosos elementos que
legitimaran los Juegos para poder llevar el apellido de Olímpicos. En la
Antigüedad eran un certamen de hondo significado religioso, social, económico,
político-‘nacionalista’, deportivo, etc. desde el Arcaísmo hasta la
Tardoantigüedad, sin suspenderse ninguna edición. También hoy es un
acontecimiento de primera fila y de relevancia mundial. Quitando la cuestión
religiosa, que no existe, tiene enorme trascendencia en los mismos campos que
enumeré antes. ¿Dónde si no en la sesión del COI, para elegir una ciudad sede,
o en la ceremonia de apertura se reunirían los principales líderes del mundo?
Al acto en que Londres, Madrid, París, Nueva York y Moscú sabrían si eran la
elegida para albergar los JJ. OO. del 2012 acudieron, defendiendo sus ciudades,
Tony Blair, Zapatero, la Reina, Jacques Chirac, la entonces senadora Hillary
Clinton y Vladimir Putin (El Mundo, 6 de julio 2005).
Sin duda los JJOO
son un acontecimiento que debe mucho al legado y a la simbología de la
Antigüedad griega, naciendo a la par del estudio del mundo grecorromano desde
la segunda mitad del siglo XIX. Las Humanidades y la sociedad en general ha
mostrado desde entonces un interés especial por ese mundo. Ese legado y esa
simbología protagonizarán las siguientes entradas, que se centrarán en las dos
ediciones que albergó Grecia, el país que se considera y es considerado sucesor
del mundo griego antiguo, y en los Juegos de Barcelona. Igualmente celebrados
en el marco del mar Mediterráneo, también se puede rastrear en ellos elementos
que buscaban el nexo con el atletismo antiguo.
El primer apartado
será un paseo por la recuperación del fenómeno olímpico, cómo se levantó un
edificio que sólo quedaba vivo en las obras de los autores grecorromanos y bajo
la tierra del valle del Alfeo que iría siendo excavada y que, para legitimarse
tras un lapso temporal tan largo, necesitaba una profunda búsqueda de elementos
que conectasen con aquel legado. La primera edición de los Juegos Olímpicos
modernos es un ejemplo estupendo de esa búsqueda de nexos, muchas veces
artificiales, ante el inmenso reto que comenzaba de cero algo que se quería
convertir en la continuación de un evento con tres milenios de historia.
Queriendo olvidar el milenio y medio de vacío.
El segundo bloque de
entradas estará relacionado con dos momentos muy simbólicos de Barcelona’92 y
que, precisamente por ese valor alegórico, fueron diseñados para recordar y
homenajear el pasado de la tierra catalana, que enraiza en las tres de las
grandes civilizaciones del Mediterráneo antiguo: la fenicia, la griega y la
romana. Barcelona es una ciudad vinculada con el olimpismo desde la misma Antigüedad,
porque en de la Barcino romana hubo un patricio con ciudadanía romana, Lucius
Minicius Natalis, que consiguió proclamarse campeón olímpico en la carrera de
carros del 129 d.C. Por último, se analizará cómo Atenas persiguió volver a ser
sede olímpica y cómo volvió a recurrir al legado de la Antigüedad para
configurar el contenido de los JJOO del 2004.
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