domingo, 6 de octubre de 2013

Primera Olimpiada de la era moderna: Atenas 1896


En la primera edición olímpica, Grecia se volcó en todos los aspectos: cuestaciones masivas, apoyo financiero de magnates locales, el soporte del gobierno y del rey Jorge (Georgios I, que nació en Dinamarca) y gran asistencia de público. El diploma a los primeros clasificados estaba escrito en griego con una representación de Niké y del Partenón y una alegoría de Hellas. También en griego estaban las entradas para los espectadores y todo cartel informativo utilizado. El rey inauguró los JJOO en una ceremonia de apertura dominada por la bandera nacional griega. Y el día elegido para esa ceremonia fue el 25 de marzo, es decir, el día que se conmemoraba el 75º aniversario del estallido de la guerra por la independencia griega frente a los turcos otomanos. El día nacional de Grecia. Según el calendario ortodoxo, pues según el occidental era el 5 de abril (desfase que provocó que varios atletas extranjeros llegasen tarde). Todo ello contribuyó a una atmósfera muy helénica en la primera edición, más parecida al panhelenismo antiguo que al internacionalismo pretendido por Coubertin.
El lugar donde se realizaron la ceremonia y donde se disputaron la mayoría de deportes fue el Estadio Panathinaikó, edificado en el siglo VI a.C. durante el gobierno de Pisístrato para celebrar los Juegos Panatenaicos en honor a Atenea, reconstruido en mármol tras la conquista de Atenas por Alejandro Magno y vuelto a reconstruir gracias al dinero de Averoff, un rico griego. Las Panateneas, totalmente independientes de las Olimpiadas, fueron organizadas en Atenas desde las reformas de Solón con un carácter sacro y político con competiciones atléticas, ecuestres, de lucha y musicales (Kyle 2007, 152-166). Igual que en la elección de sede, con Atenas en vez de Olimpia, se hacía una tergiversación del pasado olímpico mezclándolo con la gloria de la Atenas clásica. El himno compuesto para la apertura, convertido muchos años después en el oficial del COI, es una oda totalmente idealizada al olimpismo de la Antigüedad. Palamas, su autor, se inspiró en los poemas a Olimpia de Píndaro.
El cartel de Atenas 1896, en realidad la cubierta del Informe General, era una síntesis de la epopeya olímpica donde se aparecían los años 776 y 1896, una imagen de Heracles, el templo ateniense de Zeus Olímpico, el Partenón, el Estadio Panathinaikó recién restaurado, una columna de orden jónico, una muchacha con las ropas tradicionales (decimonónicas) griegas que simbolizaba a Atenea, diosa poliada ateniense, y no Zeus, a quien estaba consagrado el satuario de Olimpia y dos frases: Ολυμπιακοι αγονες y Jeux Olympiques. La medalla también se basaba en la iconografía clásica, con la cabeza de Zeus portando en su mano a la diosa Niké en el anverso y la Acrópolis con el Partenón en el reverso. Se alternaban elementos de la distante Olimpia con los de la capital de una nación que tres cuartos de siglos antes se independizaba (Martínez Gorroño 2005, 268-269; Miller 2004, 96-97).
Ni en esta edición, ni en la siguiente, hubo tres medallas otorgadas a los tres primeros clasificados de cada prueba. En la línea citada del amateurismo como ideal olímpico, el oro se consideraba un signo de opulencia, de modo que sólo se entregaba una medalla de plata al primer clasificado y una de bronce al segundo (una novedad premiar a alguien que no fuese al campeón, algo que no se produjo en ninguno de los agones antiguos). Pero desde San Luis 1904 sí que se decidió entregar medallas de oro, plata y bronce a los tres primeros clasificados. La razón de elegir esta gradación entre los tres metales, como paralelo a los méritos deportivos, se recogió del mito de las Edades del poeta épico Hesiodo. Aunque su relato no tenía nada que ver con el agonismo, sino que se encuadraba en el catálogo de leyendas mitológicas de los 'Trabajos y los Días', a los fundadores del olimpismo moderno les resultó atractivo asemejar un vencedor olímpico con el hombre de la primera edad de oro, al subcampeón con el de la segunda edad de plata y al tercero con el de la tercera edad de bronce (Buitrón y Riego 2004, 42; Hesiodo Trab. y días 109-202).
Las actas del Congreso de 1894 recogen la necesidad de desarrollar en los JJOO modernos un programa que mezclara pruebas de la Antigüedad, o al menos inspiradas, y deportes contemporáneos: “¿Qué deportes, ya sea de tradición antigua o actuales, pueden ser incluidos en los Juegos Olímpicos? (…) el Sr. Coubertin señaló, con relación a los antiguos ejercicios físicos y los modernos, que muchos deportes que eran desconocidos para los griegos deberían incluirse en la competición, como el remo”. Si 23 eran las pruebas que en el 200 a.C. que integraban el programa de Olimpia, se quiso hacer corresponder las carreras stadion, diaulos y dolichos, el salto de longitud y los lanzamientos con las pruebas del atletismo, palé con la lucha y las diversas carreras de caballos y carros con las tres pruebas de hípica (saltos, doma y concurso completo). El pugilato, que correspondería con el boxeo, no fue introducido en el programa olímpico hasta 1904 (Wallechinsky y Loucky 2008).
El pentathlon, que reunía las cinco cualidades que debía distinguir a un stratiotes griego (correr, luchar, saltar, lanzar una lanza y un disco) fueron reconvertidas en el pentatlón moderno en 1912, creación personal de Coubertin con las cualidades que, según él, estaban presentes en el buen soldado de la época (correr, nadar, montar en caballo, disparar una pistola y combatir con espada). La gimnasia, tomándose el modelo practicado en Alemania, era un guiño cogido ‘por los pelos’ al gymnasion griego. Los deportes modernos que se incluyeron fueron ciclismo, esgrima, tiro con armas de fuego, natación, vela (sólo para miembros de la Marina griega), tenis y halterofilia.
Spiridon Louis, galardonado como ganador de la primera maratón (fuente: IOC)
Las dos pruebas que más expectación causaron entre el público griego, creadas ex profeso y desconocidas hasta esos JJOO, fueron el lanzamiento de disco y el maratón. Buscaban un nexo más con los antiguos ancestros helenos. El disco, por la enorme fuerza simbólica que transmitía la escultura del Discóbolo de Mirón, resultó una seria decepción para los espectadores ya que ganó un estadounidense. Por contra, el griego Spiridon Louis se convirtió en un verdadero héroe nacional tras vencer en la carrera de maratón. Esta prueba no fue un vínculo que se fabricó con el deporte de la Grecia antigua, sino con uno de los momentos claves del siglo V a.C.: las Guerras Médicas. Más exactamente, cuando tras la batalla de Maratón el mensajero Filípides corrió al asty de Atenas para anunciar la victoria sobre los persas. No fue una gesta deportiva ni olímpica, sólo un hecho bélico ensalzado por la Atenas clásica del que se haría eco la nación de Grecia en 1896. El filólogo Bréal aconsejó introducir 40 km de carrera pensando en aquel hoplita para reforzar el legado clásico en ese nuevo olimpismo.

2 comentarios:

  1. ¡PERO BUENO! No conocía tu blog! Te voy a empezar a seguir. Por cierto... ya te comentaré por si quieres escribir algo en el blog que tengo con unos amigos. Se llama La Gaceta del Historiador. De momento es sólo página de facebook pero en breve será también blog! ^^ Suerte y espero que cuelgues muchas fotos eh? Sobre todo de Esparta!

    ResponderEliminar
  2. Espero que te vaya gustando lo que voy poniendo, Mar :-D Pues mira, voy a ojear esa página del FB ;-) no sé aún si se pueden colgar fotos con las entradas, miraré a ver. Una entrada se la dedicaré a Esparta!!

    ResponderEliminar