miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Legado de los Juegos Olímpicos antiguos en los modernos?


¿Qué quedaba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 de las pruebas deportivas que se celebraron durante más de un milenio en el santuario de Olimpia? La relación no se limitaba a la etimología pues la restauración del olimpismo, a finales del siglo XIX, se realizó a la par que se rescataron numerosos elementos que legitimaran los Juegos para poder llevar el apellido de Olímpicos. En la Antigüedad eran un certamen de hondo significado religioso, social, económico, político-‘nacionalista’, deportivo, etc. desde el Arcaísmo hasta la Tardoantigüedad, sin suspenderse ninguna edición. También hoy es un acontecimiento de primera fila y de relevancia mundial. Quitando la cuestión religiosa, que no existe, tiene enorme trascendencia en los mismos campos que enumeré antes. ¿Dónde si no en la sesión del COI, para elegir una ciudad sede, o en la ceremonia de apertura se reunirían los principales líderes del mundo? Al acto en que Londres, Madrid, París, Nueva York y Moscú sabrían si eran la elegida para albergar los JJ. OO. del 2012 acudieron, defendiendo sus ciudades, Tony Blair, Zapatero, la Reina, Jacques Chirac, la entonces senadora Hillary Clinton y Vladimir Putin (El Mundo, 6 de julio 2005).
Sin duda los JJOO son un acontecimiento que debe mucho al legado y a la simbología de la Antigüedad griega, naciendo a la par del estudio del mundo grecorromano desde la segunda mitad del siglo XIX. Las Humanidades y la sociedad en general ha mostrado desde entonces un interés especial por ese mundo. Ese legado y esa simbología protagonizarán las siguientes entradas, que se centrarán en las dos ediciones que albergó Grecia, el país que se considera y es considerado sucesor del mundo griego antiguo, y en los Juegos de Barcelona. Igualmente celebrados en el marco del mar Mediterráneo, también se puede rastrear en ellos elementos que buscaban el nexo con el atletismo antiguo.
El primer apartado será un paseo por la recuperación del fenómeno olímpico, cómo se levantó un edificio que sólo quedaba vivo en las obras de los autores grecorromanos y bajo la tierra del valle del Alfeo que iría siendo excavada y que, para legitimarse tras un lapso temporal tan largo, necesitaba una profunda búsqueda de elementos que conectasen con aquel legado. La primera edición de los Juegos Olímpicos modernos es un ejemplo estupendo de esa búsqueda de nexos, muchas veces artificiales, ante el inmenso reto que comenzaba de cero algo que se quería convertir en la continuación de un evento con tres milenios de historia. Queriendo olvidar el milenio y medio de vacío.
El segundo bloque de entradas estará relacionado con dos momentos muy simbólicos de Barcelona’92 y que, precisamente por ese valor alegórico, fueron diseñados para recordar y homenajear el pasado de la tierra catalana, que enraiza en las tres de las grandes civilizaciones del Mediterráneo antiguo: la fenicia, la griega y la romana. Barcelona es una ciudad vinculada con el olimpismo desde la misma Antigüedad, porque en de la Barcino romana hubo un patricio con ciudadanía romana, Lucius Minicius Natalis, que consiguió proclamarse campeón olímpico en la carrera de carros del 129 d.C. Por último, se analizará cómo Atenas persiguió volver a ser sede olímpica y cómo volvió a recurrir al legado de la Antigüedad para configurar el contenido de los JJOO del 2004.

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